Hablar dos idiomas desde la juventud podría prevenir la demencia

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Un nuevo estudio sugiere que el bilingüismo desde temprana edad podría retrasar el deterioro cognitivo en las personas mayores así como protegerlas de la demencia.

Hablar dos idiomas proporciona la envidiable capacidad de hacer amigos en lugares insólitos. Un nuevo estudio sugiere que el bilingüismo puede tener otra ventaja: mejorar la memoria en la vejez.

Tras estudiar a cientos de pacientes de edad avanzada, unos investigadores alemanes descubrieron que quienes decían utilizar dos idiomas a diario desde temprana edad obtenían mejores resultados en pruebas de aprendizaje, memoria, lenguaje y autocontrol que los pacientes que solo hablaban un idioma.

Los hallazgos, publicados en el número de abril de la revista Neurobiology of Aging, se suman a dos décadas de trabajos que sugieren que el bilingüismo protege de la demencia y el deterioro cognitivo en las personas mayores.

“Es prometedor que reporten que el bilingüismo en la edad temprana y media de la vida tiene un efecto benéfico en la salud cognitiva en edad avanzada”, comentó Miguel Arce Rentería, neuropsicólogo de la Universidad de Columbia que no participó en el estudio. “Esto concuerda con estudios actuales”.

En los últimos años, los científicos han adquirido un mayor conocimiento sobre el bilingüismo y el envejecimiento del cerebro, aunque no todos sus hallazgos han coincidido. Algunos han descubierto que si las personas que dominan dos idiomas desarrollan demencia, lo harán a una edad más tardía que las personas que hablan un solo idioma. Pero otras investigaciones no han revelado ningún beneficio claro del bilingüismo.

La hipótesis de los neurocientíficos es que, dado que las personas bilingües cambian con fluidez entre dos idiomas, pueden ser capaces de desplegar estrategias similares en otras habilidades —como hacer más de una tarea al mismo tiempo, la gestión de las emociones y el autocontrol— que ayuden a retrasar la demencia más adelante.

El nuevo estudio analizó a 746 personas de entre 59 y 76 años. Cerca del 40 por ciento de los voluntarios no tenía problemas de memoria, mientras que el resto fueron pacientes de clínicas de memoria y habían experimentado confusión o pérdida de memoria.

Todos fueron sometidos a diversas pruebas de vocabulario, memoria, atención y cálculo. Por ejemplo, se les pidió recordar objetos previamente nombrados, deletrear palabras al revés, seguir órdenes en tres partes y copiar diseños que se les mostraban.

Los voluntarios que declararon hablar una segunda lengua a diario entre los 13 y los 30 años o entre los 30 y los 65 años obtuvieron puntuaciones más altas en lenguaje, memoria, concentración, atención y capacidad de decisión en comparación con los que no eran bilingües a esas edades.

Según Boon Lead Tee, neuróloga de la Universidad de California en San Francisco, quien no participó en la investigación, investigar el bilingüismo en distintas etapas de la vida es un criterio excepcional. Añadió que, gracias al impresionante tamaño de la muestra, es probable que los autores del estudio puedan generar otros resultados novedosos, como por ejemplo si la edad a la que una persona aprendió cada idioma afectó su cognición en etapas posteriores de la vida.

Sin embargo, advirtió que el estudio se centraba en un solo aspecto del bilingüismo: el uso diario de dos lenguas durante largos periodos de tiempo. Los efectos positivos en la cognición podrían deberse a otro factor, como la edad en la que las dos lenguas se codificaron en la memoria o las experiencias demográficas o de vida concretas de las personas bilingües.

Otros expertos coincidieron en que los resultados podrían haber sido otros si los investigadores hubieran preguntado a los voluntarios si habían hablado una segunda lengua una vez a la semana, o incluso con menos frecuencia, en lugar de todos los días.

“Creo que no hay una definición con la que todo el mundo concuerde y creo que nunca la habrá porque ser bilingüe es un amplio espectro”, señaló Esti Blanco-Elorrieta , quien investiga idiomas en la Universidad de Harvard.

Blanco-Elorrieta, que habla euskera, inglés, alemán y español, afirma que también es fundamental que las futuras investigaciones analicen los beneficios más extensos del bilingüismo.

“La ventaja de ser bilingüe no reside realmente en estos milisegundos de ventaja que uno puede tener en una tarea cognitiva”, dijo. “Creo que la importancia de ser bilingüe es poder comunicarse con dos culturas y dos maneras de ver el mundo”.